Técnica: Oleo sobre lienzo 73cm X 54 cm
Vivimos momentos oscuros. La actividad política está
degradada y criticada. En muchos casos, los políticos profesionales son
maniquíes al servicio de intereses económicos, que tras una careta festiva y
sonriente esconden prácticas políticas alejadas de la mayoría de la población,
a quienes dicen servir (Imagen de “Saturno devorando a su hijo”, tomada
prestada de la obra del mismo nombre, de Goya). Sus discursos suelen ser
atractivos pero efímeros (pompas de jabón), que no llegan a la población porque
se sitúan por encima (levitando) y desconectados de la realidad (cable del micrófono
sin conectar).
Mientras, los servicios públicos, especialmente la sanidad y
la educación están por los suelos (libros y fonendoscopio), y el empleo destruyéndose
(fábrica en ruinas).
Esas políticas deben desaparecer, ser arrojadas a la basura
(contenedor) para su total destrucción o para modificarlas (símbolo de
reciclaje) y ponerlas al servicio de la ciudadanía. Asimismo, apartar a esos
políticos de los puestos de representación y decisión no es muy complicado ya
que la base sobre la que se mantienen no es muy estable (patas del maniquí).
Ante la realidad que estamos viviendo, la ciudadanía
(representada por el monje, auténtico protagonista del cuadro), en lugar de implicarse y comprometerse, puede tener la tentación de dar la
espalda, alejarse y dedicarse a la contemplación. Pero esa decisión puede
llevarle a terrenos pantanosos, donde las consecuencias y los peligros son
desconocidos.
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